1 5 3 3, la formación de la alerta

No, no me sobra un jugador porque no es una propuesta defensiva de la élite técnica de Caruso. Es mucho más que eso, porque es una formación de estadísticas que marcan y ponen acento en lo pobre que está el fútbol argentino. Clamado y ovacionado por todos cada día y en cada rincón, lo cierto es que los números no acompañan para nada. Solo 1 de los supuestos 5 grandes pudo ganar con determinación. Los cuatro restantes terminaron la fecha sin marcar un solo gol y aún peor, porque los de Avellaneda se comieron 4 cada uno, los de la Boca 3, y tal vez el que tuvo el papel más digno de esos, se llevó 2 en la canasta.

Pero la tristeza futbolística no termina ahí, sigue y pone más negro el panorama. En 3 fechas jugadas, solo 3 equipos mantienen el invicto. Sí, como leen. Solo 3 de los 20, en 3 de las 19. Y si queremos hilar un poco más fino, solo 1 de 20 ganó los 3 partidos que jugó. Saquen los porcentajes si quieren llorar. Y si piensan que la paridad es lo que redistribuye esas cuentas, desde ya les digo que son unos hipócritas.

En vísperas de un torneo que nadie jamás va a entender, y que cada semana parece cambiar de rumbo, el rectángulo verde de marcas blancas llora de la infelicidad. Pero volvamos al fútbol y dejemos las metáforas para otro momento. De esos 5 grandes, el único que gano fue River. Demostró buen fútbol, pero por sobre todo ambición de ganar. Presión alta donde los primeros defensores eran Teo y Mora, fue el mecanismo que desarticuló a Godoy. Si bien consiguieron marcar 4 goles, que pudieron haber sido al menos 2 más, no hay que dejar de atender a las circunstancias reales del partido. Por error del local o virtud del visitante, ya en un cuarto de hora el club de Núñez ganaba por 3 a 0. Los de Mendoza quisieron rápidamente reaccionar para empezar a descontar, pero la verdad es que no supieron bien cómo hacerlo. River doblego esfuerzos en la mitad de la cancha, y en esa especie de virtud colectiva de ocupación de espacios, consagró a Kranevitter como uno de los 5 que se las trae serias. Ya con un Godoy Cruz expuesto por la proeza kamikaze de conseguir algún descuento, Gallardo rejuveneció con cambios las energías de los 11 en cancha.

De los otros “grandes”, Boca dio una vez más muestras de estar perdido en la cancha, pese a que su técnico insista con esto de que “el equipo jugó bien en el primer tiempo”, y vuelva recurrentemente a mencionar que tendrían que haberse ido al descanso ganando. No voy a repetir la tan utilizada frase de “los goles se hacen no se merecen”, y si no pregúntenle a Gonzalo Higuaín o a Rodrigo Palacios a ver qué piensan, pero sí les tengo que pedir a los técnicos que por favor que no nos tomen por tontos. Es cierto que el xeneize generó jugadas de gol bien resueltas todas ellas por Conde, pero no todas ellas fueron jugadas elaboradas o propuestas conjuntas de fútbol. Dos de ellas, por solo poner un ejemplo en este híbrido análisis, fueron dos centros de Zarate desde 40 metros al medio del área grande para que alguien se la encuentre camino al arco. No hubo desmarque, ni jugada asociada, solo una pelota al área para el fantasma de Palermo que estaba por Sarandí pidiéndole a sus jugadores que la “saquen a la mierda”. El eterno Cata, que obra de experimentado héroe salva borregos sin ideas, solo falló en dos jugadas y… a comerla diría el Diego, porque las dos contras terminaron con Orión buscándola adentro de los 3 palos.

Los dos de Avellaneda se ponen de acuerdo para repetir resultados. Si uno gana, el otro gana, si un pierde el otro lo copia al instante. Pero muchachos, no necesitan hacer tanto por el otro, nadie se los pide. Independiente aguantó, y subrayo lo literal de esa palabra, medio tiempo. Pero los esfuerzos finalizaron ni bien comenzó el suplementario. 4 goles en los últimos 45 y todo mal. Achicaron mal cuando lo hicieron, y también cuando no tenían que hacerlo. Prato, delantero más que reconocido por los de Liniers, pero que también ya se llevó el interés de todos, se comió a los defensores en muchas oportunidades. Mientras él corría al gol, los de la zaga central del rojo trotaban para tener mejor visión del gol que estaba por hacer. El público, contento por la vuelta pero aún con la herida abierta, se encargó de expresarle lo que siente por los familiares más cercanos de los jugadores, técnico y al que se le cruce en la visual.

A la Academia, que venía con la frente en alto tras haber jugado bien los dos primeros partidos, uno de ellos goleando y gustando contra San Lorenzo, lo desnudaron en Victoria. Tras el primer gol, las ideas comenzaron a ser circunstancias casuales que terminaban quedando en la nada misma. Tigre, ni lerdo ni perezoso que venía de las malas, rápidamente se dio cuenta que el partido estaba en bandeja. Solo tenían que apretar un poquito para forzar errores y los goles llegarían tranquilos. Dicho y hecho, Wilchez se puso la bandera al hombro y se encargó de demostrarles a sus compañeros lo fácil que estaba la noche del viernes. Pincel en mano, dibujó a cuanta estatua de Racing se le cruzó, y con un zurdazo sutil le infló la red a Saja.

El mejorcito, atrás del rendimiento de River fue el Campeón de América, y quiero dejar bien en claro esto porque orgullosos y felices de serlos, aún no se enteraron que el campeonato ya arrancó. Obvio que saben a la perfección que el mundial término porque fueron los primeros argentinos en dar vuelta la página, pero parece que el Transición, con la vergüenza que me da escribir esa “cosa”, todavía no les llegó. No dieron su peor versión, y lejos de ello pudieron tranquilamente haberse quedad en casa con un resultado favorable. En un lindo partido para los neutrales, donde cada jugada del ciclón o el taladro podrían haber terminado en gol, los de Bauza malograron dos claritas adentro del área chica. Con un flojito Ortigoza, Mercier fue y vino para todos lados cubriendo espacios y salvando pellejos, hasta que caliente y consiente de estar haciendo el trabajo de los demás pateó a la novia de Quique Wolff bien lejos y lo echaron. Ahí dejó de existir el medio campo del Santo y los pibes del taladro, porque ya no estaba Erviti en cancha, pasaron y pasaron hasta que Cazares en la decimo octava que probó, la metió indiscutiblemente desde anda a saber qué distancia.

Y así va el fútbol por estos días. Con Vélez puntero y 9 de 9 puntos jugados, que parece no haber vendido a nadie. Con un River que deberá demostrar que es el que enfrentó a Godoy Cruz o a Rosario Central, y no el que empató de casualidad contra el Lobo. Y con un Newells que cierra la nómina de invictos, casuales o causales, pero sin derrotas al fin.