UNA SIRENA

 

El asfalto marca los centígrados de la temperatura. El vapor transparente y fermentado que emana se mezcla entre los circundantes habitantes de la ciudad. Un vaho de hastío. Un pegajoso pesar de aire comprimido tímido de oxigeno. Una catarata vacía que gime mirando hacia arriba. La vida en forma de plegaria. ¿Cuán triste puede ser un escenario? Ruido, crudo y en estado metálico que no abandona ningún oído. Un disturbio y un grito. La inexpresividad, lo cotidiano, lo aburrido, lo asintomático, lo brutal, lo común; todas expresiones de un mismo ser. Por eso el zigzag en aquella esquina fue el marca pasos añorado.

Un río verde ante sus ojos se inclinó. Un paisaje de Guatemala nunca de rodillas, sino bien erguido y con la silueta indefinida acobijó cada baldosa que él piso. Un abrazo de libertad. La naturaleza le gritó fuerte para que le escuchara, y lloró. Al principio con melancolía y luego con algo más de furia. La catarata comenzó a llenarse. El ruido se apagó y el aire se descomprimió. Los circundantes huyeron como solo ellos saben hacerlo. Siempre hábiles para escabullirse a las verdades corrieron puertas adentro. Un desierto inesperado y salvador. Él entendió el mensaje y la posibilidad. Una pisca de sensación. Una gota de vida.

La sirena se subió al escenario. Una guitarra dibujada con un pincel negro. Explicito regocijo de la belleza. Una pausa entre el cemento insulso cedió su lugar al clímax de los sentidos. Un tributo a Spinetta con el decoro de la verdad inherente a los hechos. ¿Una almendra en un pajar? Recostada sobre una nube con la sonrisa tallada en labios. La catarata volvió a secarse, pero justificadas marcas en la piel supieron dar su por qué. Ahogado y a suspiros disfrutó los silencios. Una incursión íntima y mutua sin destino con el camino neutro del misterio. Una sirena. Solo una, con los horizontales placebos del descanso. Una almohada movediza supo ofrecerle un lugar en el mundo.

Una sirena y solo una. Una sirena en una jungla de cemento. Una sirena en el escenario. Una sirena y un espectador de lujo. Una sirena y solo una. Una sirena como una almendra en un pajar.

FM

Los discos de mis días


Cualquier persona está atravesado por la música, en mayor o menor medida, pero lo está. Algunos podrán asegurar lo mismo de la televisión o de otro dispositivo como Facebook o lo que sea, pero ese no es mi caso. Solamente diría que en mi infancia las cosas se dieron estadísticamente así: 40% música, 35% radio, 15% películas y 10% televisión. Sí, obviamente también hacía deportes como fútbol o básquet, jugaba a las escondidas, cigarrillo 43, mancha cadena, andaba en bici y más. Pero entre esas cosas increíblemente importantes de la vida, que lamentablemente solo son intensas en aquellas épocas de inocencia e imaginación, la música me llegaba mucho y me marcaba.
 
Y perdón que insista, pero entre la música y yo hay una conexión muy fuerte y difícil de explicar, por ejemplo algunos recuerdos que tengo vaya a saber dónde, solo me vienen a la cabeza a través de una canción. Ciertos discos me transportan a otro lugar, me llevan a un "yo" del pasado que estaba con las manitos chiquitas investigando la tapa de algún CD nuevo que mi viejo recién había comprado. O descubrir qué casetes había en el cajón, y no cualquier cajón, sino el primero de todo el aparador.  Detalle no menor porque con mi metro de estatura era el único al cual tenía acceso ilimitado. Digamos que me quedaba perfecto, justo me calzaba en el pecho.

Muchos domingos, después de las carreras de Fórmula 1 que veíamos con mi hermano tirados en la cama de mis padres, nos juntábamos en el living alrededor del AIWA (con bandeja de 3 CD, ¡ojo!) para deglutir con los oídos y desmenuzar cada letra de todas las canciones. Mamá se ausentaba un rato porque se iba a la cocina a preparar el almuerzo para nosotros. Mi padre, con su verborrágica manera de querer convencernos de que ese era el mejor Álbum del año, pasaba de una a otra canción a los 30 segundos, volvía al primer tema para después saltar al número 8 o el que sea sin detenerse en otro. Una secuencia ilógica sin patrón alguno más que el placer de mi viejo por cambiar de tema. Una locura que heredé, pero que ahora entiendo a la perfección. Uno se siente un nene cuando hace eso y es hermoso. Es desesperarse por explicarle al otro que ese disco es increíble, único e irrepetible.

El vicioso y adicto consumidor musical de mi hermano se compraba un CD por semana y también me los hacía escuchar uno por uno. Un genio. Pero cuidado, porque si usaba alguno de él sin su permiso, me daba una paliza memorable de secuelas físicas comprobables. Al tiempo quise mi colección, obvio. Mi viejo tenía los suyos, mi hermano unos pocos, y mi mamá varios más que mi padre le regalaba, cómo yo no iba a querer tener los míos. Así llegó el primero, y qué primero por favor. Se me hace agua el oído de solo pensarlo. El señor CD se llamaba CIRCO BEAT. Una belleza de principio a fin sin límites. Con canciones como “Si Disney despertase”, “Normal 1”, “Mariposa tecnicolor”, “Soy un hippie” y muchas más. Pero igualmente debo hacer una aclaración sumamente pertinente al caso,  si no hubiese escuchado previamente EL AMOR DESPUÉS DEL AMOR (con 14 hits, sí 14, porque todos los temas son impresionantes) jamás podría haber valorado “Circo”. Nuevamente gracias a mi hermano, dueño exclusivo del primero de Fito.

De a poco la colección se fue agrandando, uno tras otro fueron apareciendo. Y demás está decir algo sobre la categoría musical de las décadas del ´80 y ´90. Bandas argentinas e internacionales desfilaban por el viejo Aiwa. Ahí nació la pasión por el Álbum Discográfico como concepto de totalidad sonora y textual, una obra de arte que servía de punto de reunión familiar, un vicio puro. Los “libritos” que los CD traían no eran una decoración más o algo que nada tenía que ver con la música, sino por el contrario, era una herramienta necesaria para poder comprender mejor los objetivos o sensaciones de esos artistas. Para identificarse aun más con alguno de ellos, o solo para informarse. Estilos, géneros y todos diferentes con estéticas de las más variadas aportaban lo suyo para ocupar horas, horas de música.

Hoy en día me propuse sintetizar en una caprichosa lista cuales serían los 25 discos que me representan. No por gusto musical individual ni tampoco por trascendencia en el mundo. La única pauta fue ser sincero conmigo mismo y que esos Cd sean de alguna manera lo que me definen, lo que corre por mis venas y lo que dejaría de legado a alguna persona. Similar a decirle: - Mirá, si vos querés tener una idea de lo que soy o lo que fui, primero escucha estos 25 discos. Y después de eso yo te cuento el por qué de cada disco -. Son solo 25 porque tengo 25 años, y aunque me gustaría y podría poner más de cincuenta me pareció una buena medida para hacer la selección, como una balanza entre edad y experiencia. Cada cual haga la suya según la edad. Aquellos que tengan más días vividos producto de los años serán afortunados de poder cosechar más Cd.

Así nació “Los discos de mis días” y en forma desordenada no jerárquica estos son:


1-      Oktubre (Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota)

2-      Euforia (Fito Paez)

3-      Made in Heaven (Queen)

4-      The Wall (Pink Floyd)

5-      La Era de la Boludez (Divididos)

6-      1 (Los Abuelos de la Nada)

7-      Adentro (Los Chalchaleros)

8-      A hard day's night (The Beatles)

9-      Back in Black (AC/DC)

10-   Chronicle (Creedence Clearwater Revival)

11-   Bailando en una Pata (La Renga)

12-   Ritual (Los Piojos)

13-   Legend (Bob Marley)

14-   Circo Beat (Fito Paez)

15-   Big Ones (Aerosmith)

16-   En Vivo en Argentina (Silvio Rodriguez – Pablo Milanes)
      17-   Libertinaje (Bersuit Vergarabat)

18-   Sultans of Swing (Dire Straits)

19-   Greatest Hits (Queen)

20-   Jump Back (The Rolling Stones)

21-   Mucho más que dos (Ana Belén y Victor Manuel)

22-   Tracy Chapman (Tracy Chapman)

23-   Americana (The Offsprings)

24-   Comfort y Música Para Volar (Soda Stereo)

25-   Greatest Hits (The Cure)



Con la cabeza gacha pido disculpas a los siguientes:

Metallica - Metallica y Load
Los Rodríguez - Palabras más palabras menos
Los Pericos - 1000 vivos
Andrés Calamaro – Alta suciedad
Bersuit Vergarabat – De la cabeza
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota – Luzbelito y La Mosca y la Sopa
Bos Dylan - The Essential
Guns and Roses - Use Your Illusion
Nirvana – In Utero y MTV Unplugged in New York
Pearl Jam - Lost Dogs y Vitology
Radiohead - The Best Of
The Beatles – Please Please me, Revolver, Help, Abbey Road y Magical Mistery Tour
Led zeppelin – Mothership y Led Zepellin II
Callejeros – Presión
Los piojos – Tercer Arco
Coldplay - A Rush of Blood to the Head
Eric Clapton - Clapton Chronicles
Foo Figthers - Greatest Hits y Theres Is Nothing Left To Lose
Jorge Cafrune – 20 Grandes Exitos
Los Fabulosos Cadillacs – Vasos vacíos
Mana - MTV Unplugged
Mercedes Sosa – Cantora
Queen – The game, One Vision y A Kind of Magic
Red hot chili peppers – Californication
The Rolling Stones – Voodoo Lounge, Flashpoint
León Gieco – El Vivo de León
Attaque 77 – Otras canciones
Los Caballeros de la Quema – La paciencia de la Araña
La Vela Puerca – A Contraluz
Divididos – Vivo Acá y Gol de Mujer
Elton John - Sleeping With the Past
John Lennon – Imagine
Bon Jovi - One Wild Night
Almafuerte - Almafuerte
Perro é Sulky - Levantando Polvo
Laguneros - Laguneros
 
Y algunos más que me debo estar olvidando.