Muchas veces pienso en las cosas que se van. No en todas y
no a cada segundo. Son momentos que por lo visto se vuelven melancólicos o
nostálgicos. Instantes en los que recordás algo y te quedas ahí un rato,
divagando en ese limbo. Las cosas que se fueron, las personas que
desaparecieron, los recuerdos licuados y toda la vida misma resumida en un par
de ojos cerrados.
No todo parece fértil y feliz, pero la mayoría sí. No por
cierto, sino porque los humanos elegimos
pasar por el tamiz los recuerdos que nos convienen o tal vez, nos dejan un sabor
más dulce en el paladar. Son, están y por ende, son más. Uno acumula, sigue y
acumula nuevamente. Algunos se les pierden en el camino. Muchos quedan ahí,
pero otros vuelven a golpear la puerta llamando la atención para ganar un nuevo
protagonismo inesperado e impensado.Esto es para los que ellos y aquellos, estos y esos.
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