No sabía bien que publicación hacer para empezar el año 2013, o mejor dicho, esperé una buena razón para hacerlo y que al menos sea digna de destacar. No había tenido muchas ideas hasta hoy.
Hace menos de un día me encontraba en la ciudad de Mendoza, donde la gente ya palpitaba lo que sería la inauguración del Sudamericano Sub 20 de fútbol. Taxistas, empresarios y empleados preparados para recibir a muchos turistas y muy ilusionados con este pequeño hecho. El parque en todas sus extensiones listo para los caminantes que quisieran recorrerlo mientras emprendían su camino hacia el estadio Malvinas Argentinas. Pero... El detalle. Siempre el detalle.
No solo no fue una fiesta como se diría en la jerga futbolística, sino que a mi entender hay un detalle que lo convierte en algo mucho más bochornoso que alegre. Y déjenme aclarar que no solo me refiero a los incidentes entre las hinchadas que por suerte no paso a mayores, aunque después del primer gol se hayan quemado unas banderas de Chile (cómo si fuera poco). Sino también del hecho cultural, social y trascendental de que el himno nacional chileno jamás se reprodujo por los altoparlantes del estadio. Sí, así como lo leen y simple de creer. El himno correspondiente al visitante no se escucho jamás, porque nadie apretó el botoncito de "play" o algo parecido.
"Oíd el ruido de rotas cadenas..." Y después... Shshsh... Nada. Solo silencio. Sorteo de por medio, cambio de banderines, una fotito por acá otra por allá, unos para un lado y los otros al opuesto y a jugar. Nada más. En el país del no creer, las cosas que nunca pasan pasan igual y nadie advierte cómo somos. Argentinos nada más.
Ah! Y me olvidaba. Gano Chile 1 a 0 y con 9 jugadores en cancha. ¿Me cachai huevón?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario