UNA SIRENA

 

El asfalto marca los centígrados de la temperatura. El vapor transparente y fermentado que emana se mezcla entre los circundantes habitantes de la ciudad. Un vaho de hastío. Un pegajoso pesar de aire comprimido tímido de oxigeno. Una catarata vacía que gime mirando hacia arriba. La vida en forma de plegaria. ¿Cuán triste puede ser un escenario? Ruido, crudo y en estado metálico que no abandona ningún oído. Un disturbio y un grito. La inexpresividad, lo cotidiano, lo aburrido, lo asintomático, lo brutal, lo común; todas expresiones de un mismo ser. Por eso el zigzag en aquella esquina fue el marca pasos añorado.

Un río verde ante sus ojos se inclinó. Un paisaje de Guatemala nunca de rodillas, sino bien erguido y con la silueta indefinida acobijó cada baldosa que él piso. Un abrazo de libertad. La naturaleza le gritó fuerte para que le escuchara, y lloró. Al principio con melancolía y luego con algo más de furia. La catarata comenzó a llenarse. El ruido se apagó y el aire se descomprimió. Los circundantes huyeron como solo ellos saben hacerlo. Siempre hábiles para escabullirse a las verdades corrieron puertas adentro. Un desierto inesperado y salvador. Él entendió el mensaje y la posibilidad. Una pisca de sensación. Una gota de vida.

La sirena se subió al escenario. Una guitarra dibujada con un pincel negro. Explicito regocijo de la belleza. Una pausa entre el cemento insulso cedió su lugar al clímax de los sentidos. Un tributo a Spinetta con el decoro de la verdad inherente a los hechos. ¿Una almendra en un pajar? Recostada sobre una nube con la sonrisa tallada en labios. La catarata volvió a secarse, pero justificadas marcas en la piel supieron dar su por qué. Ahogado y a suspiros disfrutó los silencios. Una incursión íntima y mutua sin destino con el camino neutro del misterio. Una sirena. Solo una, con los horizontales placebos del descanso. Una almohada movediza supo ofrecerle un lugar en el mundo.

Una sirena y solo una. Una sirena en una jungla de cemento. Una sirena en el escenario. Una sirena y un espectador de lujo. Una sirena y solo una. Una sirena como una almendra en un pajar.

FM

Los discos de mis días


Cualquier persona está atravesado por la música, en mayor o menor medida, pero lo está. Algunos podrán asegurar lo mismo de la televisión o de otro dispositivo como Facebook o lo que sea, pero ese no es mi caso. Solamente diría que en mi infancia las cosas se dieron estadísticamente así: 40% música, 35% radio, 15% películas y 10% televisión. Sí, obviamente también hacía deportes como fútbol o básquet, jugaba a las escondidas, cigarrillo 43, mancha cadena, andaba en bici y más. Pero entre esas cosas increíblemente importantes de la vida, que lamentablemente solo son intensas en aquellas épocas de inocencia e imaginación, la música me llegaba mucho y me marcaba.
 
Y perdón que insista, pero entre la música y yo hay una conexión muy fuerte y difícil de explicar, por ejemplo algunos recuerdos que tengo vaya a saber dónde, solo me vienen a la cabeza a través de una canción. Ciertos discos me transportan a otro lugar, me llevan a un "yo" del pasado que estaba con las manitos chiquitas investigando la tapa de algún CD nuevo que mi viejo recién había comprado. O descubrir qué casetes había en el cajón, y no cualquier cajón, sino el primero de todo el aparador.  Detalle no menor porque con mi metro de estatura era el único al cual tenía acceso ilimitado. Digamos que me quedaba perfecto, justo me calzaba en el pecho.

Muchos domingos, después de las carreras de Fórmula 1 que veíamos con mi hermano tirados en la cama de mis padres, nos juntábamos en el living alrededor del AIWA (con bandeja de 3 CD, ¡ojo!) para deglutir con los oídos y desmenuzar cada letra de todas las canciones. Mamá se ausentaba un rato porque se iba a la cocina a preparar el almuerzo para nosotros. Mi padre, con su verborrágica manera de querer convencernos de que ese era el mejor Álbum del año, pasaba de una a otra canción a los 30 segundos, volvía al primer tema para después saltar al número 8 o el que sea sin detenerse en otro. Una secuencia ilógica sin patrón alguno más que el placer de mi viejo por cambiar de tema. Una locura que heredé, pero que ahora entiendo a la perfección. Uno se siente un nene cuando hace eso y es hermoso. Es desesperarse por explicarle al otro que ese disco es increíble, único e irrepetible.

El vicioso y adicto consumidor musical de mi hermano se compraba un CD por semana y también me los hacía escuchar uno por uno. Un genio. Pero cuidado, porque si usaba alguno de él sin su permiso, me daba una paliza memorable de secuelas físicas comprobables. Al tiempo quise mi colección, obvio. Mi viejo tenía los suyos, mi hermano unos pocos, y mi mamá varios más que mi padre le regalaba, cómo yo no iba a querer tener los míos. Así llegó el primero, y qué primero por favor. Se me hace agua el oído de solo pensarlo. El señor CD se llamaba CIRCO BEAT. Una belleza de principio a fin sin límites. Con canciones como “Si Disney despertase”, “Normal 1”, “Mariposa tecnicolor”, “Soy un hippie” y muchas más. Pero igualmente debo hacer una aclaración sumamente pertinente al caso,  si no hubiese escuchado previamente EL AMOR DESPUÉS DEL AMOR (con 14 hits, sí 14, porque todos los temas son impresionantes) jamás podría haber valorado “Circo”. Nuevamente gracias a mi hermano, dueño exclusivo del primero de Fito.

De a poco la colección se fue agrandando, uno tras otro fueron apareciendo. Y demás está decir algo sobre la categoría musical de las décadas del ´80 y ´90. Bandas argentinas e internacionales desfilaban por el viejo Aiwa. Ahí nació la pasión por el Álbum Discográfico como concepto de totalidad sonora y textual, una obra de arte que servía de punto de reunión familiar, un vicio puro. Los “libritos” que los CD traían no eran una decoración más o algo que nada tenía que ver con la música, sino por el contrario, era una herramienta necesaria para poder comprender mejor los objetivos o sensaciones de esos artistas. Para identificarse aun más con alguno de ellos, o solo para informarse. Estilos, géneros y todos diferentes con estéticas de las más variadas aportaban lo suyo para ocupar horas, horas de música.

Hoy en día me propuse sintetizar en una caprichosa lista cuales serían los 25 discos que me representan. No por gusto musical individual ni tampoco por trascendencia en el mundo. La única pauta fue ser sincero conmigo mismo y que esos Cd sean de alguna manera lo que me definen, lo que corre por mis venas y lo que dejaría de legado a alguna persona. Similar a decirle: - Mirá, si vos querés tener una idea de lo que soy o lo que fui, primero escucha estos 25 discos. Y después de eso yo te cuento el por qué de cada disco -. Son solo 25 porque tengo 25 años, y aunque me gustaría y podría poner más de cincuenta me pareció una buena medida para hacer la selección, como una balanza entre edad y experiencia. Cada cual haga la suya según la edad. Aquellos que tengan más días vividos producto de los años serán afortunados de poder cosechar más Cd.

Así nació “Los discos de mis días” y en forma desordenada no jerárquica estos son:


1-      Oktubre (Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota)

2-      Euforia (Fito Paez)

3-      Made in Heaven (Queen)

4-      The Wall (Pink Floyd)

5-      La Era de la Boludez (Divididos)

6-      1 (Los Abuelos de la Nada)

7-      Adentro (Los Chalchaleros)

8-      A hard day's night (The Beatles)

9-      Back in Black (AC/DC)

10-   Chronicle (Creedence Clearwater Revival)

11-   Bailando en una Pata (La Renga)

12-   Ritual (Los Piojos)

13-   Legend (Bob Marley)

14-   Circo Beat (Fito Paez)

15-   Big Ones (Aerosmith)

16-   En Vivo en Argentina (Silvio Rodriguez – Pablo Milanes)
      17-   Libertinaje (Bersuit Vergarabat)

18-   Sultans of Swing (Dire Straits)

19-   Greatest Hits (Queen)

20-   Jump Back (The Rolling Stones)

21-   Mucho más que dos (Ana Belén y Victor Manuel)

22-   Tracy Chapman (Tracy Chapman)

23-   Americana (The Offsprings)

24-   Comfort y Música Para Volar (Soda Stereo)

25-   Greatest Hits (The Cure)



Con la cabeza gacha pido disculpas a los siguientes:

Metallica - Metallica y Load
Los Rodríguez - Palabras más palabras menos
Los Pericos - 1000 vivos
Andrés Calamaro – Alta suciedad
Bersuit Vergarabat – De la cabeza
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota – Luzbelito y La Mosca y la Sopa
Bos Dylan - The Essential
Guns and Roses - Use Your Illusion
Nirvana – In Utero y MTV Unplugged in New York
Pearl Jam - Lost Dogs y Vitology
Radiohead - The Best Of
The Beatles – Please Please me, Revolver, Help, Abbey Road y Magical Mistery Tour
Led zeppelin – Mothership y Led Zepellin II
Callejeros – Presión
Los piojos – Tercer Arco
Coldplay - A Rush of Blood to the Head
Eric Clapton - Clapton Chronicles
Foo Figthers - Greatest Hits y Theres Is Nothing Left To Lose
Jorge Cafrune – 20 Grandes Exitos
Los Fabulosos Cadillacs – Vasos vacíos
Mana - MTV Unplugged
Mercedes Sosa – Cantora
Queen – The game, One Vision y A Kind of Magic
Red hot chili peppers – Californication
The Rolling Stones – Voodoo Lounge, Flashpoint
León Gieco – El Vivo de León
Attaque 77 – Otras canciones
Los Caballeros de la Quema – La paciencia de la Araña
La Vela Puerca – A Contraluz
Divididos – Vivo Acá y Gol de Mujer
Elton John - Sleeping With the Past
John Lennon – Imagine
Bon Jovi - One Wild Night
Almafuerte - Almafuerte
Perro é Sulky - Levantando Polvo
Laguneros - Laguneros
 
Y algunos más que me debo estar olvidando.

Jack Black

JackBlack
--Según tres canciones--



Foo Fighters - "Learn To Fly"



Beck - "Sexxx Laws"


Foo Fighters - "Back in Black"

Habemus Papa



Darwin vs. Jesús




            Habemus Papa es una película francesa/italiana dirigida, actuada y producida por Nanni Moretti. Se estrenó en Argentina en 8 de septiembre y la crítica general la recibió con buenos comentarios. Mejores fueron las puntuaciones que generó, aunque lamentablemente este sea un vicio desatinado y recurrente para evaluar el arte en el mundo del cine. A pesar de haber sido catalogada como una comedia, se podría decir que la película está poblada de reflexiones filosóficas e ideológicas, lo cual la hace oscilar entre climas de humor y drama.

            Con la muerte el Papa llega el momento de elegir a su nuevo reemplazante religioso. Los cardenales postulados se encierran, como rige la ley católica, en el conclave cardenalicio. Luego de sucesivos empates designan al flamante sumo pontífice, quien deberá dar el discurso en el balcón del Vaticano. Sin embargo el miedo escénico se apodera de él por culpa de la gran responsabilidad que debe asumir, y posterga su presentación manteniendo en vela a todo el mundo.

            Si bien la sinopsis del párrafo anterior resume un poco cual es el conflicto, la historia tiene un argumento mucho más complejo y muy bien desarrollado. ¿Todos estamos preparados para afrontar lo que nos toca? Es la pregunta que continuamente está dando vueltas por las escenas, aunque no se materialice en palabras en ningún momento. Cada personaje parece estar atravesado por esta cuestión.

            El humor inteligente como recurso, no burdo o chabacano, evidencia continuamente los conflictos de la institución religiosa para enfrentar los problemas de la actualidad. Los planteos evolutistas darwinianos y la ciencia psicológica invitan a romper los ritos y estructuras, dando lugar a situaciones impensadas y ridículas que tienden a humanizar a los personajes.

            Se podría decir que es una verdadera película de preguntas y no de respuestas. No se busca resolver conflictos uno detrás de otro, sino solo presentarlos patentando los inconvenientes que tenemos los mortales. Ideas, creencias, actitudes, sentimientos, pensamientos, etc. que nos llenan la vida de cuestiones difíciles de sobrellevar. Responsabilidades evadidas que parecen cosechar frustraciones y dolores de cabeza.

            La utilidad de la reflexión y el auto conocimiento. La búsqueda hacia la felicidad y sus consecuencias. Las decisiones que nos llevan a ser un hoy distinto al de ayer. Son algunas de las tantas encrucijadas que la historia se compromete a tratar. Tal vez una película digna de ser vista más de una vez, pero mucho más para seguir analizando.

-- MICHEL PICCOLI --


-- NANNI MORETTI --


Fragmento de la película:

E.T.



Puede que sea un post algo nostálgico, pero aun con el peso de ese adjetivo no lo voy a dejarlo pasar. Hace muchos años estos dos pequeños archivos de audio que están a continuación fueron la apertura del programa radial "Cual es". Dudo muchísimo que alguien no lo conozca o al menos no sepa de lo que estoy hablando. ¿Rock and Pop? ¿Mario Pergolini, Eduardo de la Puente, Marcelo Gadman, les suena?. Creo que tenía entre 10 y 11 años cuando mi hermano me hizo escuchar por primera vez el programa. Al principio solo me gustaban los primeros 15 minutos donde hacían esta clase de delirios infinitamente divertidos. Aunque no todo termino en la apertura. Meses más tarde, mi grilla radial había crecido en calidad y cantidad (detalles que me encantaría escribir algún día).
En fin, escuchen y tal vez se rían un rato.


Facundo Cabral



Después de tantos años de caminar
aprendí que hay una sola religión,
el amor,
hay un solo lenguaje,
el del corazón,
hay una sola raza,
la humanidad...

No soy de aquí, ni soy de allá
no tengo edad, ni porvenir
y ser feliz es mi color
de identidad...

                                     

                                  (Facundo Cabral - Lo Cortez no quita lo Cabral)

Límites

Camina por la vereda sobre esas baldosas que imitan a las olas y son del tamaño de una mano. La cuidad simula estar desierta, al menos por un momento todos parecen haberse escondido para él. El viento sopla casi con temor en una especie de susurro imperceptible. El cielo viste su túnica gris y espera el momento para llorar. Una isla desierta piensa, eso es una isla desierta. Pero no emite voz alguna, solo se habla a sí mismo y en tercera persona.

La capucha que lleva puesta le oculta el pelo, un traje de polyester para la libertad capilar. Un gato lo mira de lejos y eso lo intimida. ¿Por qué los animales parecen entendernos más que los humanos? Esta al pie de un árbol y lo persigue con la vista en cada paso. Por un momento hay un lazo de amistad entre los dos, un gesto cómplice de compartir algo y que no sea solo la imaginación de algunos. El felino huye tronco arriba y él detiene el paso. Mira hacia arriba, pero no al gato, sino al cielo. Llueve, esa es la verdad. Pero recién empezó, aun caen las primeras tímidas gotas. Se saca la capucha.

¿No es la lluvia el sonido de la libertad? Cierra los ojos para escuchar y se propone no pensar en nada, solo disfrutar cada partícula de agua que se estrella en la piel. Las gotas se sacrifican con más fervor y eficacia si uno quiere. Se apuran y se pelean entre ellas para llegar más rápido a la célula. Pronto las empieza a sentir como le rodean la frente, como se mezclan en el cuello hasta que desaparecen. La vida de la gota es muy efímera, pero trabajan con mucha dedicación y hay que respetarlas por ello. Son muy eficientes y responsables, no piden nada a cambio. Camicaces de primera mano. Nacen para ello y mueren con la ideología injertada en el centro del pecho.

Un auto lo saca de sí. Lo despierta del limbo y el nirvana que significa no pensar en nada y gozar de la lluvia. Seguro estaba por encontrar algún tesoro, pero igual gira la cabeza y mira fijo hacia el bólido que transita la calle en cámara lenta hasta detenerse. Los cinco dedos y la palma de la mano derecha le recorren la cara de abajo hacia arriba hasta enmarañarse en la cabellera. Un parabrisas humano piensa, y se ríe por dentro.

La puerta abierta indica el camino. Hay momentos en lo que no se necesita pensar, solo dejarse llevar, y él lo sabe. El motor apenas se puede oír. Ella, desde arriba del auto no lo mira, está concentrada en la caja de un CD que inspecciona con la vista y tiene entre manos. Con un dedo de uña despintada recorre el plástico de la contra tapa buscando algo. Y ahí está lo que quería porque sonríe y él le ve de perfil los dientes blancos de satisfacción. La boca pequeña del tamaño de una almendra y los ojos brillantes de siempre. Una verdadera joya de la naturaleza. ¿Podría ser más hermosa?
Canción número 12 de Big Ones.

Solo le bastan las primeras tres palabras de la canción para saber lo que tiene que hacer.

FM

34 Cuentas


Uno no puede ir y venir por la vida calentándose por todo o con todos. ¿No? Bueno, en realidad eso lo pienso nada más, porque en la práctica creo que no lo cumplo totalmente. Así como tampoco lo hacen la mayoría de los argentinos. Por momentos la ira me llena el vaso y hasta que no le dedique un fondo blanco no me deja vivir en paz. Son destellos nomás, instantes de adrenalina tóxica, pero un gasto de energía innecesaria.

Hace no muchos días llego al trabajo una abogada con muchas hojas. Papel notarial clásico con el color verde característico y números en el margen izquierdo. A simple vista no eran menos de 40 o 50 hojas. Con los formalismos correspondientes al caso le dije buen día, qué necesitaba, bla bla y me puse a hacerle fotocopias de todo. Abrochando y desabrochando cada uno por separado para no perder el orden. Dividiendo copias de originales. Unas acá, las otras allá.

- Querido, perdóname. ¿De los títulos de propiedad ya me hiciste dos juegos, por qué no los veo?-
- Sí señora, están ahí-. Le dije mientras le señalaba con un dedo una pila de papeles que estaban debajo de su brazo.
- Ah! Acá están. Gracias por separarlos nene, porque si pierdo un original la dueña me mata-.
- Tampoco para tanto-. Le retruque haciéndome el gracioso pero sin el menor resultado.
- No, me mata en serio. Son 34 propiedades de una vieja soltera que está por hacer la sucesión a la hermana que también es soltera-. Me recito la mujer con mucha tranquilidad y cara de preocupada.
- ¿Cuántas? ¿34 dijo? ¿Una sola persona con 34 propiedades?-. Luego de esas preguntas que pronuncié casi desde el alma, enmudecí.

No había más nada que decir, ni qué escuchar. Ella seguía hablando, pero nunca se dio cuenta que yo ya no estaba en la conversación. No dejaba de pensar y meditar por dentro. ¿34 propiedades? ¿Cómo puede una persona tener tantas? ¿Las alquilará? ¿Serán todos departamentos o también tendrá casas? ¿Algún campo tal vez? Y si fuesen todos mono ambientes… ¿A cuánto se alquila un ambiente? El chule me contó de uno a $2.000, pero bien ubicado y en Capital Federal… ¿Y si estos cuestan al menos $1.000 por mes, cuanta plata es eso?

Nunca hice las cuentas porque no era eso lo que realmente me importaba. No era la plata, ni la vieja, ni la hermana de la vieja, ni la abogada, ni las fotocopias, ni si eran departamentos o casas, ni donde estaban ubicados, ni nada de todo eso. Lo que me preocupó, lo que me lleno rápidamente la vena de sangre, lo que me dejo ciego y sordo durante un buen rato; era lo subliminal. ¿Cómo mierda una vieja chota de andaasabercuántosañostiene puede llegar a tener 34 propiedades? ¡34 hermano, 34! ¡Y la puta que la pario a la vieja conchuda esa, a la hermana, a sociedad de mierda en la que vivimos y a todos los hijos de re mil puta que viven como la vieja esa!

Y que no me juzguen con el dedito acusador, tratándome de resentido de mierda porque soy pobre. Esto está todo podrido viejo, este mundo es una mierda. ¿Cómo puede ser que esa mina tenga 34 propiedades y en la calle hay un pelotón de indigentes sacrificándose día a día para poder vivir? Quieren respirar nada más la puta que lo pario. ¡Son personas viejo, son personas! Si, tal vez también quieren comer, dormir bajo un techo, bañarse y todo eso que hacen los humanos. ¿Ah! qué pensaban, qué son sucios porque les gusta, no? ¿Qué como viven en la calle no tienen hambre? ¿Qué les encanta dormir en la calle y cagarse de frio en invierno?

¡34 propiedades, 34! Y yo como un gil hace lustros que gasto la mitad de mi sueldo pagando un alquiler. Porque de comprar una ni hablar, si para pedir un préstamo mínimo te piden hasta el árbol genealógico de 20 generaciones para saber quién sos. Y en el que no te piden nada, te garcan con los intereses y te embargan hasta que te jubiles. No puede ser, no puede ser posible. Y por más reiterativo que me ponga, no lo puedo creer. No me importa como hizo la vieja esa para tener todas las propiedades. Si las heredo del padre, la madre, la tía, el vecino, el presidente, de un ministro o de quién sea. Ni siquiera me importa si las consiguió en buena ley o le afanó a medio país. Si se volteó a un papa, sacerdote, cura o si transó con Judas algún chanchullo.

Estoy casi seguro que la vieja no debe saber ni 3 direcciones de esas propiedades. Y mientras la turra esa hace lo que quiere hay gente tirada en la calle. Gente que todos los días se sube al tren o colectivo pero que no viaja a ningún lado. ¿Y saben por qué no viajan? Porque simplemente ese es su ámbito laboral. Lo único que hacen es intentar venderle algo a la manga de hipócritas hijos de mil puta que somos todos nosotros. Preocupados por cada pelotudez y llorando como nenes porque quedamos fuera de un mundial o vaya a saber que otra idiotez. Nosotros, sí, nosotros. Los que ni los miramos a la cara, por si nos contagian alguna porquería o por vergüenza ajena.

Esto me da asco. Es una porquería y no lo tolero. No lo puedo dejar pasar así nomas. Aunque intente y haga el esfuerzo porque todo me chupe un huevo, no puedo dejar de pensar que es una injusticia. Justicia universal me atrevería a decir. Todas esas personas desparramadas por las veredas y sin la mínima posibilidad de cambiar el rumbo de sus propias vidas. Y claro, después están esos forros nariz parada diciendo que no quieren laburar, que son unos vagos y unos faloperos. Y mientras esos chetos inmundos tienen la posibilidad de mandar al perrito a la veterinaria para que lo bañen, le laven los dientes y hasta para que lo peinen; hay millones de nenes descalzos pidiendo una limosna en cada esquina.

El sistema entero es una mierda y nosotros lo alimentamos todos los días. A cada momento lo hacemos funcionar mejor y mejor, pero obvio, para un 5% de la población. A los otros que los parta un rayo y que se las arreglen entre las bolsas de basura. Porque nunca falta el que dice: -¡Mira!, esto es un desastre. Mira como dejan la vereda que no se puede ni caminar. ¿No pueden dejar todo tal cual?-. Y yo les diría: -Che, y ustedes porque no se van bien a la concha de su madre. ¿O no se dan cuenta que están comiendo de su basura? Que no tienen ni cubiertos, ni platos ni una mierda de mesa para apoyar la porquería que después van a repartir entre diez-. Que mierda es todo esto. La gente, la sociedad entera, todo. Así no se puede. Me dan ganas de llorar.

FM

Guaranteed

 Hay placeres en los bosques sin senderos.
 Hay éxtasis en una costa solitaria.
 Esta sociedad, donde nadie se inmiscuye.
 Por el océano profundo, y la música con su rugido:
 No amo menos al hombre, pero sí más a la naturaleza.

 Lord Byron (fragmento de Into de Wild)

vIEJO CON áRBOL


Existen mil maneras de poder explicar las cosas que nos rodean, y ni que hablar de sentimientos o pensamientos. La dificultad de ponerle palabras a la fe es un claro ejemplo de esto. Nadie posee la absoluta verdad y tal vez nadie esté completamente errado cuando intenta argumentarse. Sentimos que la lengua se nos traba, que somos esclavos de un ataque de tartamudez. La violencia de la imposibilidad se nos aglutina en la mente y empieza a dar vueltas como una calesita. Nos marea, nos hace perder el punto de equilibrio; hasta que por fin abandonamos la intención de hacernos entender.

Sentimos y pensamos, casi al mismo ritmo. Algunos un poquito más de ese o del otro, pero al fin, acabamos en lo mismo. O somos una peste impulsiva que no piensa en ninguna consecuencia, o somos los paranoicos pensadores que meditan cada movimiento. Los extremos no dan satisfacciones, solo son placebos que cada día duran menos. Es utópico responderle a la vida con un equilibrio, y aun más siendo esta peste de humanos a la que ya nos acostumbramos a ser. Digamos que no dominamos la escala monocromática. O negro o blanco. ¿Vos qué opinas Micheal? jaja.

Pero cuando se trata de pasiones creo que siempre hay alguien que ya dijo lo que queríamos expresar. Una canción que desconocíamos se nos revela de pronto una verdad incuestionable. Uno se queda inmerso en esa nebulosa que se asemeja a un Dejawoo, pensando que eso es lo que quería decir. Y yendo más lejos, algunas películas parecen estar basadas en nuestras experiencias más profundas. Cómo si ese director hubiese estado viviendo en nuestra cabeza durante un tiempo.

En fin. El caso del post es simple, definir el fútbol. ¿Cómo o por dónde empezar? ¿Hablamos de pasión, de juego, de amistad, de sueños, de gambetas, tacos y rabonas? ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? Decía Andrés. Bueno... yo digo: ¿De qué hablamos cuando hablamos de Fútbol?
Y antes de que empiecen a pensar en ello o sentir por ello, quiero invitarlos a ver el siguiente "corto" basado en un cuento del genio y maestro de Fontanarrosa. Y como si este no fuese poco para asegurar diversión, el papel principal esta interpretado por Brandoni. No importa la afinidad que tengan por este deporte, porque de verdad no tiene desperdicio.
Ojala lo puedan disfrutar como yo.




COMFORTABLY NUMB




¿HOLA...?
¿HAY ALGUIEN AHÍ?
ASIENTE CON LA CABEZA SI PUEDES OÍRME
¿HAY ALGUIEN EN CASA?
VAMOS,
HE OÍDO QUE TE SIENTES MAL
YO PUEDO ALIVIAR TU DOLOR
Y PONERTE EN PIE OTRA VEZ
RELÁJATE.
NECESITARÉ PRIMERO ALGUNA INFORMACIÓN
SÓLO LOS HECHOS BÁSICOS
¿PUEDES MOSTRARME DONDE TE DUELE?.
NO HAY DOLOR, ESTÁ DISMINUYENDO
UN BARCO DISTANTE HUMEA EN EL HORIZONTE
ESTÁS ATRAVESÁNDOLO A OLEADAS
TUS LABIOS SE MUEVEN PERO
NO PUEDO OÍR LO QUE DICES
CUANDO YO ERA NIÑO TUVE UNA FIEBRE
MIS MANOS SE SINTIERON COMO DOS GLOBOS
AHORA VUELVO A TENER ESA SENSACIÓN
NO LO PUEDO EXPLICAR, NO LO ENTENDERÍAS
NO ES ASÍ COMO SOY
ME HE QUEDADO PLÁCIDAMENTE PARALIZADO.

ESTÁ BIEN
SÓLO UN PEQUEÑO PINCHAZO
YA NO HABRÁ MÁS ¡AAAAAAH!
PERO PUEDES SENTIRTE ALGO MAREADO
¿PUEDES PONERTE DE PIE?
CREO QUE ESTÁ FUNCIONANDO, MUY BIEN
ESO TE MANTENDRÁ DE PIE
DURANTE EL ESPECTÁCULO
VAMOS, ES HORA DE MARCHARTE.

NO HAY DOLOR, ESTÁ DISMINUYENDO
UN BARCO DISTANTE HUMEA EN EL HORIZONTE
ESTÁS ATRAVESÁNDOLO A OLEADAS
TUS LABIOS SE MUEVEN
PERO NO PUEDO OÍR LO QUE DICES
CUANDO YO ERA UN NIÑO
CAPTÉ UN RÁPIDO VISLUMBRE
DESDE EL RABILLO DE MI OJO
ME VOLVÍ A MIRAR, PERO SE HABÍA IDO
NO PUEDO PONER MI DEDO EN ELLO AHORA
EL NIÑO HA CRECIDO
EL SUEÑO SE HA ESFUMADO
Y YO ME HE QUEDADO
PLÁCIDAMENTE PARALIZADO.

¿Quién quiere vivir para siempre?


¿Quién quiere vivir para siempre? Supongamos que en algún momento el hombre descubre, encuentra o inventa un elixir que nos dé inmortalidad. ¿Cómo sería la vida entonces? Me atrevo a suponer que todo sería tomado con suma liviandad, casi ridiculizando cualquier situación. Nosotros, los humanos, adjudicamos a la muerte el fin de la ruta del camino incierto y vivimos en base a eso. Todas nuestras acciones, directa o indirectamente recaen en ese pensamiento. ¿Cómo y qué hacer mientras vivimos, sabiendo que no vamos a morir?
¿Habría dolor? ¿Habría rencor de aquel que prefiere morir y "dejarnos"? Almacenar recuerdos en nuestra memoria sería ridículamente imposible, y los mismos responderían más a la imaginación que a la realidad pasada. Seguramente llevaríamos todos los vicios al extremo, abusando de cada segundo para extender al límite las posibilidades. Podríamos conocer todos los países, lugares y personas. Estudiar, amar, trabajar, realizar todos los deportes una y otra vez hasta que pasemos el nivel promedio. Pero, realmente. ¿Quién quiere vivir para siempre?
Y la respuesta no debería una mirada autodestructiva de uno mismo o del ser humano. Sino que tiene ser algo más profundo, algo que salga de las entrañas. Siempre fui de los que sostienen que para aprovechar y disfrutar un momento, primero tenés que haberlo sentido ausente. En el caso de la inmortalidad, se cumpliría. Primero: la sensación de que algún día se va a apagar la luz; y segundo, la certeza de que eso no va a suceder.
Pero de todas formas, reformulo: ¿Quién quiere vivir para siempre?


Digamos que este escrito salió así por dos concretas razones. Así:
1-Película que me comentó cali "Mr. Nobody".
2-Escuchar "Who want to live forever" de Queen (banda de sonido de la película "Highlander").
Noticiero Extraterrestre


HEY YOU!
- All in all it's just another brick in the wall -

La situación es así: hoy (14-07) por la mañana me robaron del bolsillo una radio. Estaba subiendo al colectivo de la línea 15, y como siempre llega repleto de personas, es normal que muchos se amontonen en la puerta. Horario de trabajo manda, y por lo visto, también para los ladrones. “¿Al que madruga Dios lo ayuda, no?” Muy bien por ellos que se toparon con un pichi como yo. Una vez adentro del colectivo me saco los auriculares de las orejas para poder pedirle al chofer que me cobre un peso con veinte. Hecha la compra del boleto, intento volver a escuchar a Juan Pablo Varsky (radio Rock And Pop), pero no pude. Simple, ya no había radio.

Lo curioso de esta situación es que desencadenó en mí un millar de pensamientos de todo tipo. Primero los obvio xenófilos que supe descartar rápidamente, luego la ira hacia cualquiera que me rosara o me pidiera permiso para pasar y unos segundos después el “acostumbramiento”. Si, nada más claro para explicar que esto. Sencillamente me acostumbre rápidamente al sentimiento de ser el gil al que recién le habían robado. Una especie de habituación amplificada en fracción de segundos. El razonamiento debe de hacer sido así: -… ¿Y claro, cómo no me van a robar? Pero ¿Por qué? Y bueno porqué sí, porque a cualquier gil le roban, y porque es normal que roben alguna boludez así. -...

Crease o no, me molesto mucho más este detalle, esta especie de conclusión en la que todo parecía lógico y casi matemático, que el hecho mismo de haber sido víctima del hurto. No es la primera vez que me quieren robar, pero si la primera que me roban. Es un detalle nomás, pero el hecho de no haberle visto la cara a ese hijo de puta me perturba mucho. Es como si en vez de haber sido una persona la que lo hizo, lo hubiese hecho un X, un fantasma que me castiga por algo. Por mi abundancia, por mi suerte, por mi pasar o por algo más que no se.

Volviendo al punto del “acostumbramiento” (que mi razonamiento delimitó), no me pareció algo ilógico, algo increíble que jamás podría suceder. Y precisamente eso es lo que desencadena este escrito. ¿Hasta qué punto naturalizamos la mierda que nos rodea y justificamos las acciones de los demás, (sea ladrón o no, sea el tráfico, sea lo que sea), y sobrellevamos una vida con estos razonamientos, que a priori, no parecen nada “normales”? Seguramente esté siendo muy extremista y generalizando demasiado, pero que importa si al fin y al cabo las políticas se toman de la misma forma. ¿Por qué no habría de caer yo en el mismo error y pensar que esto es una injusticia? ¿Pensar que no me lo merezco? O también, ¿Por qué no a mí?

Hay hechos profundamente peores y superiores en daños y efectos a este, pero insisto, no es al hecho a lo que apunto; sino a pensar sobre las cosas que suceden así y en como así las vivimos. Es normal que pase lo que pase.

Viajar en colectivo es inhumano, desde donde se lo mire. La cantidad de personas que se permite subir no es la consentida y ni siquiera la apropiada. La frecuencia es una regla (si es que realmente existe) completamente utópica que no se cumple en ningún horario. En los asientos para discapacitados, embarazadas o personas mayores con movilidad reducida; parece jugarse un deporte perverso en el que triunfa el que mejor se haga el dormido, obvio, para que esos se queden paraditos durante todo el viaje. Del subte solo me voy a limitar a decir: Ídem, sumado obviamente al temita de estar circulando la ciudad unos cuantos metros bajo tierra, con toda la ausencia del aire.

¿Podría seguir? Sin lugar a duda. Podría por caso enumerar las horas perdidas arriba de un colectivo, que parece gatear en una cuidad colapsada por autos privados. O también dar un simple ejemplo: 40 minutos de ida y los mismos de vuelta para ir a la facultad (siendo muy benévolo y sin contar el viaje al trabajo), dan como resultado unos 80 m. por día. De lunes a viernes, son 400 minutos de viaje; al mes son 1600. Y si pasamos la cuenta por año, nos da como resultado, 19.200 minutos de viaje anual. ¿Saben cuánto representa esto en días? Casi 14 días. Los mismos días que tenemos para vacacionar. ¿Es normal? Digo, ¿Trabajar 11 meses, viajar 15 días y vacacionar los mismos?

Acá, no hay conclusión ni tampoco hipótesis. No es un ensayo del estilo Sabato, ni mucho menos pretende serlo. Solo es un escrito, mitad ira mitad desahogo. No tiene análisis previo ni estructura definida, y es como tal, una pura escupida de pensamientos que se contradicen y se expanden casi sin sentido. Escrito con uñas y dientes, narrado sin orden. Solo es así, sin búsqueda alguna.

FM

Mashup

Lo interesante de la música es la infinidad de sonidos, producción de sentidos, palabras con una métrica estricta (o no) para crear rimas, pluralidad casi infinita de aplicación de instrumentos (y combinación de ellos), etc. No sé mucho sobre el tema, principalmente por no ser músico, pero también porque siempre me gusto más el papel de "Catador" que de "Productor". Lo mío no son los papeles principales donde el guitarrista recorre el mundo mientras la fama lo acosa y la lluvia de mujeres le nubla un poco más que la vista.

Lo mío son los papeles de reparto, o extra, cualquiera me sienta bien. Y como tal, prefiero opinar sobre música antes que dedicarme a hacerla (como si pudiera, jaja). Destacar o resaltar alguna que otra cualidad de los artistas. Hacer un paréntesis en alguna canción o artista. Interpretar una y otra vez letras que marcan un antes y un después, tanto en la vida de una banda, como a nivel social. ¿Por qué social? Bueno... Es muy difícil de sintetizar en pocas oraciones, pero con un ejemplo como "Los Dinosaurios" de Charly García resultaría más simple.

Pongamos por caso ese tema y analicemos su omisión constante de nombres propios, una elipsis genial que tal vez solo un argentino sepa bien entender a que se refiere. Aunque me atrevería a decir que no todos, porque nunca falta el desinteresado o el necio que prefiere no entender. Todo lo que esa canción representa escapa por completo a la humilde circunstancia de ser una "simple canción". Es mucho más que eso, es por pragmática excelencia, la unión impersonal (no por ello menos trascendente) de toda una población que buscaba en aquellos años expresar lo que no se podía.

No sé si queda bien en claro lo que intento exponer, pero prefiero no aburrir y extenderme más sobre ese punto. En todo caso, busquen "los dinosaurios" y con un buena copa de vino al lado, desmenúcenla a ver que les produce, pensando con ella y sobre ella.

Lo que van a ver a continuación no es algo real, en el hecho de que haya sucedido en coincidencia temporal y espacial de los dos conjuntos musicales. Pero lo que si es real, sin dudas, es que suena increíble. Dos bandas de la --¡¡¡¡¡¡puteadas!!!!!-- mezcladas por algún delirante con tiempo libre, pero con un excelentísimo y predilecto paladar. Lo que verán se llama MASHUP, una combinación de dos bandas que jamás tocaron juntas, ni creo que lo hubiesen hecho. Dos canciones magnificas que te llenan el vaso con el elixir de la euforia. ¡Ojo! Algunos mashup son una porquería que solo se ganan el calificativo de irrespetuosos, no este, claramente.

Solo quedan por decir palabras como disfruten, admiren, rockeen, salten, agiten y muchas más.

La agenda de Hugo Conde

Este cuento lo escribí hace poco para la facultad. Tiene una serie de consignas a cumplir pero prefiero dejarlo así y no ampliar mucho en el ejercicio, y que se defienda solito si es que puede, jaja.
Aunque es medio largo, espero lo puedan leer y les guste.


La agenda de Hugo Conde


     Está demás decir que no manejaba el idioma, y a juzgar por los resultados, tampoco se las ingeniaba muy bien para hacerse entender. Ante la mínima pregunta que hacía, la gente lo rechazaba corriendo lejos de él. Si bien algunos pocos curiosos aclamaban su presencia por lo bajo y se regocijaban de alegría con solo verlo, acertaría en declarar que la mayoría le temían y lo evitaban con desparpajo y sin ocultamientos sutiles.
     Era bastante pequeño para su edad, no caben dudas, pero que llevaba sus años con mucha dignidad con tan solo una arruga pronunciada en su amplia frente, tampoco. De ojos grandes y con la tez en plena fecha de vencimiento andaba por ahí con una galera de exagerado tamaño y un piloto color crema que arrastraba por el piso y le tapaba los pies descalzos. Esta vestimenta no solo le daba un aspecto misterioso, sino también bastante lúgubre. Llevaba ambas manos en el bolsillo, con la pequeña diferencia que la izquierda formaba un pequeño ángulo obtuso entre el hombro y las manos, ya que el codo sobresalía un poco hacia afuera. Una postura muy normal para alguien que lleva una agenda aferrada a la altura de la axila.
     Frecuentaba lugares populares, de esos que no gozan de la mejor reputación aunque siempre estén repletos y donde las meretrices hacen su jornal a puro sudor. Se sentaba en una mesa redonda muy pequeña que estaba ubicada en el extremo del salón y en el cual la luz llegaba muy tenuemente, casi con vergüenza. Mientras una pinta de cerveza transpiraba y formaba una aureola de agua en la madera, él leía atentamente los renglones garabateados de la agenda que tanto cuidaba. No tenía muchas anotaciones, así que releía una y otra vez las mismas tratando de descifrar sobre que escribía Hugo Conde, el dueño de esa caligrafía.
     Todas las mañanas despertaba en el mismo callejón con la misma preocupación, dónde y cómo encontrar al propietario de la famosa agenda, obviamente, para pedirle alguna recompensa económica que lo salve de la miseria que lo acosaba. Pero el problema era que nadie le prestaba atención, nadie quería escucharle realmente y responder sus simples y mal formuladas preguntas: -¿Conoce Hugo?, ¿Yo Hugo? ¿Agenda Hugo?-. Marginado y angustiado se decía a sí mismo: ¿Por qué me evitan?, ¿Acaso mis intenciones no son buenas, no tengo razón?, ¿Por qué nadie en este mundo conoce a Hugo Conde?
     Seguía caminando los días con la cabeza gacha y los ojos brillantes llenos de lágrimas aun no derramadas. Nada ni nadie lo consolaba. El frío lo azotaba durante todo el día y no paraba de refregarse con sus largos dedos ambas manos. Le dolía el pecho de tanto extrañar a los suyos, a su familia en especial, pero en realidad se hubiese conformado con al menos entablar una conversación larga con alguien de su evolucionada variedad.
     Así pasaron semanas y meses de búsqueda sin resultados. La lógica indicaba que ya debía darse por vencido, que debía abandonar esa proeza utópica que se había propuesto y de la que aun pretendía salir victorioso. Cada día que comenzaba se notaba más delgado y no sabía si era también por la falta de alimentación, pero ya le costaba bastante trabajo respirar con normalidad. Todo el tiempo se sentía perseguido, como vigilado. No importaba dónde iba o qué hacía; siempre veía a lo lejos a un señor de traje, sombrero y sobretodo que lo miraba fijo y hablaba ininterrumpidamente por teléfono.
     Fue un jueves de invierno cuando respiró por última vez. El frío le había producido quemaduras en los pies y en las orejas. La galera que antes le cubría su calva y gran cabeza, ahora estaba sobre la vereda a unos pocos metros de él. El brazo izquierdo todavía sujetaba la agenda y la derecha se acostaba sobre su pecho, como si llevarse la diestra cerca de las costillas hubiese sido su último movimiento. En su rostro se percibía una mueca de dolor, acentuada aun más por lo que exhibía su desdentada boca abierta de labios arrugados.
     Los curiosos que se amontonaban alrededor del cuerpo inerte que yacía boca arriba fueron disipados y alejados rápidamente por personas de traje, que en menos de cinco minutos llevaron el cadáver a la morgue federal. Horas más tarde como el país estaba paralizado por la muerte, el presidente de la nación tuvo que explicar brevemente por cadena nacional lo siguiente:
     -Hoy, a las 10 horas del día, hemos sido testigos de un descubrimiento que podrá alterar y modificar por el resto de nuestras vidas el curso histórico de la raza humana y de todo el planeta Tierra. Tengo el deber y la responsabilidad como presidente de revelarles que en este mismo día, en el centro de la ciudad, hemos encontrado el cadáver de un extraterrestre que se hacía llamar Hugo Conde. Muchos testigos aseguran haber sido asechados por esta especie, y muchos juran que hay más entre nosotros. Declaro el estado de emergencia nacional y les pido se encierren en sus casas hasta que tengamos más información para brindarles. Desde hoy, los días ya no serán iguales, y desde hoy debemos estar más unidos que nunca. ¡Qué Dios los bendiga y los proteja!-.

FM

--Mortal Kombat Legacy--


 


Para los que nacimos en la década del ´80 y crecimos con las consolas de Family Game o Sega, el juego Mortal Kombat fue sin duda uno de los culpables a la hora de perder tiempo, o invertirlo, según el punto de vista que ustedes prefieran. Con el tiempo se perfeccionaron los gráficos y con ello nacieron nuevos personajes, cada vez más difíciles de vencer, valga la aclaración.
Luego aparecieron las películas, otro eslabón más a esta bella cadena de fantasía. Creo no equivocarme en asegurar que no importaba mucho si era fiel o no a la historia, sino que lo más trascendente era ver en carne y hueso a; Johnny Cage, Goro, Kintaro, Liu Kang, Kintana, Raiden, Reptile, Scorpion, Shang Tsung, Stryker, Sonya, Kano y Sub - Zero, entre otros.
Ahora es el turno de los nuevos formatos, así que Mortal Kombat se amolda al tipo de series on-line o mini-series, que están de moda hoy en día. Combinando excelentes efectos especiales con destacadas interpretaciones por parte de los actores, propone revolver el pasado de cada protagonista del video juego. La primera temporada se llama "Mortal Kombat Legacy" y consta de 6 capítulos.
A continuación les dejo el link de la primera temporada completa en cuevana: Clik

Sub- Zero



Prueba de Honor

Este es un trabajo práctico que realicé para la facultad. No es gran cosa, pero me parecio divertido y bueno para compartirlo.
La consigna era bastante simple, una narración autobiográfica sobre el momento en que leí un libro cualquiera que me marcó. Y se debe entender por "marcó" como algo especial en mi vínculo con la lectura.
El libro que escogí es Estudio en Escarlata escrito por Arthur Conan Doyle, y a quién debo agradecer sin vacilar un segundo es a mi profesora de primario y secundario Graciela Ferrario. Espero les guste.


Prueba de Honor


En líneas generales pero habiendo excepciones, los trece años de edad nos muestran un panorama donde los deberes escolares solo parecen amenazar contra la diversión, amistad y libertad. Las responsabilidades no buscadas ni deseadas comienzan a encarnarse dentro nuestro a través de cada renglón leído y estudiado. Nuestros padres afrontan este asunto con la mayor sencillez posible explicando día a día la importancia que este escueto esfuerzo tiene a lo largo de nuestras vidas. Los profesores encargados de distribuir y administrar la información son los secuaces del gobierno que delimitan nuestras obligaciones, horas de sufrimiento que nos sabotean la felicidad menoscabando sueños utópicos de los que seguramente nos reiremos en el futuro.
En defensa de la educación, y sobre todo de sus ejecutores, puedo afirmar que su trabajo es una lucha constante contra la ignorancia o el desinterés injustificado de esos pequeños individuos conocidos como alumnos. Y sin duda alguna, con mis trece años yo formaba parte de esa mafia conspiradora que intentaba derrocar el régimen educativo a través de una revolución futbolística. Un fracaso rotundo que no supe costear y que embargo mis esperanzas de triunfo, tanto de win derecho como de revolucionario. Me eximieron de casi todos los cargos, exceptuando uno, rendir literatura en el mes de diciembre con treinta y cinco grados centígrados a la sombra.
Solo un mes me separaba de aquella meta, aprobar era una posibilidad, sí, pero en una probabilidad muy baja. La dificultad se acentuaba aun más porque había una barrera hacia la gloria que jamás hubiese elegido ni esperado, leer un libro entero. ¡Un libro! ¿Yo? ¿Cómo lo hacía, por dónde empezaba? Si, por el principio obvio, pero cómo terminaba de leer doscientas y pico de páginas si en mi vida lo había hecho en menos de un mes. El amenazante verdugo se llamaba Arthur Conan Doyle, y la herramienta que utilizaría con mi pescuezo era, “Estudio en Escarlata”.
Lo único que sabía, y no por mi experiencia propia, era que el libro se trataba de de un hombre ingles que investigaba casos de homicidios o algo así. Mi ignorancia me atormentaba y aterraba a la vez, como si fuese un parche en un ojo que me impedía ver más allá de ese panorama negativo. Pero sin más miramientos al problema descarté el vaso vació y comencé con el lleno. Dejé de lado la autocompasión y decidí afrontar la situación con un poco de hombría, así que el primer paso fue comprar el libro y comenzar a leerlo.
Las primeras páginas fueron las más largas de mi vida. Releídas una y otra vez sin ningún poder de concentración se aglutinaban en mi cabeza pero sin sentido alguno. Los mates desfilaban por la mesa y me ofrecían un abrazo simbólico de afecto que yo supe interpretar como una conexión con la realidad. Porque a decir verdad, en mi vida eso era surrealista al máximo. ¿Yo, leyendo un cuento, novela, o lo qué sea? No, eso no podía ser cierto. Jamás había imaginado que podía existir un mundo paralelo en el que yo me sentara un día cualquiera a leer un texto en vez de ir a jugar al fútbol. Pero ahí estaba, sentado en la cocina de mi casa con los mates y el termo de compañeros; y en medio de ese paisaje, un libro del Doyle ese.
Los días sucesivos arrojaron resultados del mismo panorama tétrico, aburridor y tormentoso para mis objetivos de fecha inminente. Si no terminaba de leer el libro con la suficiente determinación y concentración como para entenderlo de inicio a fin, mi condena familiar sería aun más grande de la escolar. Diez días me separaban de la prueba de honor que me había y habían impuesto. El miedo y la presión comenzaban a contaminarme de rabia por dentro. ¿Cómo podía ser que leer un simple libro fuera tan difícil? ¿La gente leía simplemente porque quería? ¿Y si así era, cómo podían hacerlo?
Ya no me quedaban dudas, mi destino era desaprobar. ¡Tres días! La histeria se apoderaba una y otra vez ante los consejos meternos tales como: -Pero tenés que leerlo con interés, con paciencia-. O peor aún, -Concéntrate en lo que haces, vas a ver que después seguro te va a gustar-. ¡Por favor! ¿Quién en su sano juicio lee doscientas páginas con entusiasmo y por decisión propia?
Pero un día, uno en el que ya podía calcular las horas que me separaban del examen, algo cambió. No sé si fue el aire, la comida o si le vendí el alma al diablo en un sueño, pero pese a no saber por qué, la realidad fue otra. Algo místico se encendió dentro de mí. ¿Tal vez algún amante de la lectura reencarno en mí durante una siesta? No lo creo. Y aunque la escena del libro y los mates en la cocina fue la misma que en los intentos anteriores, había una mínima diferencia de aquellas, esta vez disfrutaba de todo lo que me proponía; leer, y querer seguir leyendo.
La prueba final fue contundente. Un siete de caligrafía rechonchona escrito con rojo me dio la victoria tan esperada. Pero a pesar de la verborrágica alegría que regaba mi boca y contagiaba mi sonrisa, el mejor resultado fue otro, uno inesperado. Semanas después el germen de la pasión por la lectura comenzó a gestarse dentro de mí, cuando una vez más me abrazaba a los párrafos de “Estudio en Escarlata” y la aventura del exitoso detective que fue y seguirá siendo el Sr. Sherlock Holmes. Y desde ese día, el arte literario siguió creciendo en mí a ritmo constante con cada nuevo desafío que me proponía un libro. Un cambio en mi vida que jamás olvidaré.

FM