-Che Luis,
¿vos qué pensas de la lluvia?-
-Nada. Agua.
Que se yo.-
-¿Pero no
crees que hay algo místico en ella?-
-No. Agua
nomás.-
-O sea,
cuando llueve, ¿vos no te colgas pensando de dónde vendrá o por qué?-
-Nubes, de
las nubes cae.-
-Claro, pero
es agua loco. Agua que cae del cielo. Además las nubes son como la nada misma.
Que se yo, tendrá forma de algodón y toda esa bola, pero no son nada.-
-A mí me
gustan las nubes. Me dan sombra cuando me tomo unos mates a la tardcita en el
patio.-
-Pero Luis,
las nubes están ahí. Pasan, nadie las mira mucho más que en alguna que otra
foto. No hacen nada, no te cambian mucho el día. Pero una lluvia si.-
-¿Por qué?
Cuando llueve yo sigo laburando en el taller y no me jode. Capaz que alguna
gotera me tiene de acá para allá con el balde en la mano, pero nada más. No me
cambia mucho que llueva. Pero una buena sombrita a la tardecita, me ayuda a
pasar lo mates con menos calor.-
-Sí, no sé.
Vos por ahí no salís mucho más allá del taller, o no pateas las veredas cuando
llueve. Pero la verdad que cambia todo. Es como si de pronto la ciudad fuese
otra. En todo te digo, no solamente por el tema del agua. Cambian los olores,
los humores, las corridas. Para mí el agua tiene otro fin Luisito. Para mí que
el agua, te saca del momento, como que te ayuda. Viste cuando a la mañana no podes
ni moverte de lo dormido que estás y después de bañarte te sentís como con un
barril de café encima. Bueno, eso también hace el agua. No solo la lluvia. Y
viste que cuando te metes en una pileta, al principio mariconeas un poco, pero después
no querés salir. ¿Por qué, por qué pasa eso?-
-No sé. Es
verdad eso de que te despabila, que te saca la modorra. Pero no sé. Para mi es
solo agua. A la pileta te metes en verano, sino no te metes, así que te quedas
ahí porque afuera hace tres mil grados a la sombra. Eso no es raro, pero capaz
que con la lluvia tengas razón. No sé.-
-¿Y el ruido?-
-¿Qué con el
ruido?-
-¿Me vas a
decir que nunca te echaste una siestona con lluvia?-
-Sí, obvio. ¿Pero
qué con eso?-
-Que te
relaja más boludo. Que el ruidito del dale que dale de las gotas pegándole a
alguna chapa te relaja, te deja medio tarado escuchando eso.-
-Sí, pero me
dormiría igual de todas formas.-
-Sí, ya sé
eso. Pero no sentís ganas de tirarte un rato a dormir la siesta cuando escuchas
eso?-
-Y, un poco
sí. Pero ni idea por qué.-
-¿Y el
olor?-
-Tas pesado
con este temita de la lluvia. No sé el olor, no tiene olor. El de la tierra
mojada si me gusta, pero eso es por la tierra, no por la lluvia.-
-Y bueno
Luis, pero ese olor a tierra mojada lo tenés por que llueve. ¿O me vas a decir
que cuando regas las masetas esas feas de tu mujer sale el mismo olor?-
-No.-
-Y bueno,
ves lo que te digo. Eso tiene que ser algo especial, algo raro. ¿Cómo puede ser
que ese olor aparezca solo cuando llueve y no antes, o con una regada nomás? Tiene
que haber algo más Luisito.-
-Bueno, no
sé, pero dale con la mamadera y devolveme el mate que hace como 15 minutos que lo tenes en la mano.-
FM
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