Solo va 23

Una lluvia torrencial le asota los movimientos, lo maldice desde arriba pero lo lubrica a cada paso. Tal vez sea el llanto de algún dios, capaz sea la orina de Dios. No lo sabe, pero tampoco se malgasta en querer saberlo. Solo lo asume, lo toma y lo acepta. Calla, oye, respira y sigue. No anda por ahí juzgando y preguntando, solo se deja ser. Sabe que puede ser mejor, sabe que tiene más para dar, más para oír y mucho por andar. Pero no le sale, solo lo retiene. Por inercia o por lo que sea. Esta con él y no puede soltarlo por el solo hecho de querer hacerlo.

Se escucha un trueno. Uno de esos que parten a la tierra al medio y despiertan a las viejas de sus lívidos sueños. Sabe que le toca a él, así que se baja la capucha negra y mira al cielo, esperando que le saquen la foto. Pero se demora, el flash no llega, y baja la cabeza. Se cubre con la negra vestimenta la cabeza y siente la protesta de los cielos a sus espaldas. Sabe que le sacaron la foto mientras miraba el suelo resignado, sabe que el relámpago lo encontró a destiempo mirando baldosas. Pero aun así, no se queja. Solo lo toma. Saldrá mejor en otra foto piensa. “Ya llegará mi hora”, se dice. Y sigue a paso firme encarando asfalto y calles desoladas.

Patea sin memoria. Patea con las gotas, pero no recuerda cuál de ellas las agarró de lleno y cuáles de ellas se les escurrieron por el empeine. Pero aun así sigue. Por hay que levanta el mentón para que no lo lleve puesto algún motor. Pero el tipo sigue a paso firme. Sigue y mira de reojo los colores raros que desprenden los semáforos al cambiar. “Rubí, oro y fuego ” piensa, pero lo rechaza. “Rubí, oro y escarlata”, se vuelve a asegurar, pero también lo deja de lado. No entiende de colores lo suficiente como para ponerse a asimilarlos y comprenderlos. Solo le valen dos. Azul y amarillo. Pero aun así los siente lejos.

Sigue paso a paso mojando las botamangas mal hechas que solose resolvieron al momento en una decisión espontánea. Medio que las pisa y putea, pero sabe que con eso no gana nada y se entrega. Se entrega al agua, a lo irreversible y cognitivo de los sentimientos inmaduros y los placeres frustrados incongruentes con los parámetros sociales de la vida globalizada de esta contemporaneidad inexplicable. Patea medio de chanfle. Pero por carácter no le molesta, al fin y al cabo, el 10 es zurdo.

Se le filtra un cuento, y lo deja. Solo se reí en amarillo, pero la vagancia también le trajo sus placeres y no se queja. No se queja de nada. Juzga, maldice y todo. Pero no se queja. Pasa de primera a sexta sin intervalos y no frena en la curva porque no lo necesita. Calienta los motores, eso sí, pero no toma medidas apresuradas que lo lleven a la derrota. Por hay que se pudre, se cansa y abandona a medio caminar, pero igual no le pica. No lo jode la pobreza del carácter. No le jode porque no quiere impresionar a nadie. no le jode porque debe muy, pero muy poco.

Y ahí anda. Debajo de los rayos y los truenos ininmutable. Medio que mira de reojo al cielo y pregunta. Pregunta qué le tocará, qué escogió, pero tampoco se gasta tanto en responderse o en buscar la pregunta. Anda, y el tipo anda porque sí. Sabe, conoce, pero no necesita demostrarlo. Va porque la lluvia lo reconforta y porque no le hace preguntas incómodas. Sabe que mientras las gotas lo recorren, lo tacan y le manosean los músculos, nadie estará en el zaguán esperando por su llegada para curiosear las huellas húmedas del líquido.

Solo va.


FM

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