Se escucha un trueno. Uno de esos que parten a la tierra al
medio y despiertan a las viejas de sus lívidos sueños. Sabe que le toca a él,
así que se baja la capucha negra y mira al cielo, esperando que le saquen la
foto. Pero se demora, el flash no llega, y baja la cabeza. Se cubre con la
negra vestimenta la cabeza y siente la protesta de los cielos a sus espaldas. Sabe
que le sacaron la foto mientras miraba el suelo resignado, sabe que el relámpago
lo encontró a destiempo mirando baldosas. Pero aun así, no se queja. Solo lo
toma. Saldrá mejor en otra foto piensa. “Ya llegará mi hora”, se dice. Y sigue
a paso firme encarando asfalto y calles desoladas.
Patea sin memoria. Patea con las gotas, pero no recuerda cuál
de ellas las agarró de lleno y cuáles de ellas se les escurrieron por el
empeine. Pero aun así sigue. Por hay que levanta el mentón para que no lo lleve
puesto algún motor. Pero el tipo sigue a paso firme. Sigue y mira de reojo los
colores raros que desprenden los semáforos al cambiar. “Rubí, oro y fuego ”
piensa, pero lo rechaza. “Rubí, oro y escarlata”, se vuelve a asegurar, pero
también lo deja de lado. No entiende de colores lo suficiente como para ponerse
a asimilarlos y comprenderlos. Solo le valen dos. Azul y amarillo. Pero aun así
los siente lejos.
Sigue paso a paso mojando las botamangas mal hechas que solose resolvieron al momento en una decisión espontánea. Medio que las pisa y putea, pero sabe que con eso no gana nada y
se entrega. Se entrega al agua, a lo irreversible y cognitivo de los
sentimientos inmaduros y los placeres frustrados incongruentes con los
parámetros sociales de la vida globalizada de esta contemporaneidad inexplicable.
Patea medio de chanfle. Pero por carácter no le molesta, al fin y al cabo, el
10 es zurdo.
Se le filtra un cuento, y lo deja. Solo se reí en amarillo,
pero la vagancia también le trajo sus placeres y no se queja. No se queja de
nada. Juzga, maldice y todo. Pero no se queja. Pasa de primera a sexta sin
intervalos y no frena en la curva porque no lo necesita. Calienta los motores,
eso sí, pero no toma medidas apresuradas que lo lleven a la derrota. Por hay
que se pudre, se cansa y abandona a medio caminar, pero igual no le pica. No lo
jode la pobreza del carácter. No le jode porque no quiere impresionar a nadie.
no le jode porque debe muy, pero muy poco.
Y ahí anda. Debajo de los rayos y los truenos ininmutable.
Medio que mira de reojo al cielo y pregunta. Pregunta qué le tocará, qué escogió,
pero tampoco se gasta tanto en responderse o en buscar la pregunta. Anda, y el
tipo anda porque sí. Sabe, conoce, pero no necesita demostrarlo. Va porque la
lluvia lo reconforta y porque no le hace preguntas incómodas. Sabe que mientras
las gotas lo recorren, lo tacan y le manosean los músculos, nadie estará en el zaguán
esperando por su llegada para curiosear las huellas húmedas del líquido.
Solo va.
FM
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